Micro-ensayo sobre el despertar

Martín Juárez | @mmmartin26

Hagamos a un lado a las ciencias biológicas. Hablemos estrictamente sobre la belleza de las ideas y concepciones literarias del sueño.

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Entiendo que para muchas personas, el hecho de abrir los ojos repetitivamente antes de abrir una sección nueva de cada historia no es particularmente la más original de las maneras. Sin embargo, en este mundo de sueños, donde la realidad es presentable en un sentido más poético, más complicado, y muchísimo menos trivial que aquello que nos regalan los sentidos, esto del sueño y el despertar involucra muchísimo más que la sencillez de descansar en las percepciones que nos llegan de los ojos y las manos. Despertar es tener los ojos abiertos y enamorarte del mundo en el que vives, despertarte es regresar.

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Perderse en un sueño es quizá la cosa más sutil y sustancial que puede ocurrirle a la mente humana, pero es también, en algunos casos algunos de los peores tormentos. Entendemos que a veces el cuerpo y la mente se encargan de huir de los lugares más horrendos a los que la actividad mental puede llevarle en una noche mala, después de mal comer, o mal pensar. Pero no siempre tendremos tanta suerte. No quisiera hablar precisamente sobre la temporalidad común en la que mientras dormimos, estamos en una actividad cerebral particular. Sino, en una sujeta a las sensaciones del sueño.

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Despertar es un concepto literario que no tiene fin. Es una petición de necesidad en la filosofía y resulta ser la más terrible de las condenas para Borges. Un despertar podría significar el fin de nuestro mundo para la concepción temporal brahmánica. La mente potencia a sus facultades imaginativas en el sueño y podemos viajar a donde sea que necesitemos viajar. La inquietud del hombre por este tema no tiene ni tendrá fin. Así pues, es la perfecta zona de indeterminación para la creación y escritura de historias, filmes, etc.

Soñar es viajar lejos al ideal de las más trémulas alegrías y desesperanzas. Los humanos aún desconocen la razón y el lugar particular de la pesadilla. Entendemos que para llegar a un sitio infinito, tenemos que irrumpir en todas las corrupciones del postulado hilemórfico. Aquí, lo que existe es la infinidad y la cooperación particular de quebrantar a las opciones y particularidades en tanto a la interpretación de algo que siempre ha sido y será infinito. La idea general es meter al sueño a esta esfera de posibilidades donde cualquier cosa pensada podría ser potencialmente percibida por el soñador, o incluso interpretada en función de su sabiduría o de los allegados.

Despertar, en este lugar es el milagro más sustancial de todos los que existen.

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