Iniciativa Waldorf, una alternativa para aprender

Alfonso Blanco / @alfonsoblanco

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Mi madre ha sido maestra a lo largo de 28 años. Como todo maestro que estudió en la escuela normal, tuvo que pasar un tiempo en la escuela rural. Largos viajes para iniciar una jornada donde los hijos de campesinos se acomodaban como podían dentro del desvencijado salón. Ahí es donde se aprende a valorar, donde se necesita más la educación, pero al mismo tiempo se aprende de los niños como en ningún lugar.

A lo largo de su carrera ha tenido que convivir con todo tipo de personas. Desde los sindicatos que buscan la menor provocación hasta los padres que mandan a los pequeños sin un pan a estudiar.  Pero si algo ha hecho en el salón, es entender que el pequeño, el alumno, es potencialmente en un futuro un hombre que puede caminar y pensar distinto.

Los métodos de educación y pedagogía han privilegiado un aleccionamiento sistemático en el que el maestro ocupa el eje central del proceso de conocimiento. El rigor que el alumno profesa hacia la memorización de datos y fechas y los pasos por los que es llevado para prácticamente no poder pensar por sí mismo. Canciones como Another Brick in the Wall – testigo de un modelo educativo como el británico-, pueden ser muestras del molde con el que se quiere crear a los ciudadanos del mañana.

En las conversaciones en el día a día con mi madre, expresa su descontento por la creación de “reformas” hechas por sujetos de pantalón y corbata, hombres que jamás han estado al frente de un grupo, doctos e intelectuales que no han podido ensuciarse las manos junto a los pequeños.

Una segunda oportunidad

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Conocí a Paola Martínez en el proyecto El Mercadillo. Sus dos hijas caminaban entre los puestos el día que la entrevisté. Desde el principio supe que no eran unas niñas normales – si es que existen niños normales, todo tienen un mundo en la cabeza-, mi idea de un principio fue tomando forma cuando Paola me invitó a visitar El Jardín Coporillo de la inciativa Waldorf.

Inicios de la filosofía Waldorf

Rudolf Steiner Nació el 27 de febrero de 1861 en Kraljeviç, Austria (hoy Croacia) donde su padre era jefe de estación del ferrocarril. Cursó estudios de ciencias naturales en la Universidad de Viena. Sostenía que el mundo espiritual es accesible al intelecto y que la capacidad espiritual innata del individuo ha sido durante largo tiempo reprimida por la devoción al materialismo. Fundó la Sociedad Antroposófica en 1912 para difundir sus ideas, en 1913 fundó el Goetheanum, «escuela de ciencia espiritual», en Dornach, Suiza. Sus enseñanzas fueron también la base del movimiento de la Escuela Waldorf. Entre sus escritos destacan La filosofía de la libertad (1894) y La trayectoria de mi vida (1925).

Al día de hoy la pedagogía se ha extendido a 40 países. La Unesco junto a los gobiernos de Irlanda, Austria o Alemania, entre otros, apoyan y promueven este método educativo.

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El jardín Coporillo está ubicado en una auténtica hacienda hidalguense. Rodeada de magueyes en una colina que brinda una vista inmejorable del paisaje.

Los niños vuelven de una de sus caminatas programadas en el día de actividades. El salón de clases es sólo uno de los lugares donde pasan el día, no se encuentran enclaustrados, aprendiendo lecciones que hablan de una naturaleza distante. Christian Martínez y Fernanda Butrón son los guías el proceso de aprendizaje, los niños van descubriendo por su cuenta los conocimientos.

La enseñanza se divide en septenios (ciclos de siete años), siendo el primero el comprendido entre los 0 y los 6 años. Christian comenta que en esta etapa el aprendizaje viene a través del juego. Los objetivos se centran en estimular los sentidos y la imaginación y en fortalecer la voluntad de cada niño.

El niño desarrolla en el juego no sólo la habilidad corporal, sino también se va dando cuenta de sus propias capacidades, los objetivos se centran en estimular los sentidos y la imaginación y en fortalecer la voluntad.

La iniciativa propone el actuar, sentir y pensar del ser humano; crear un entorno de confianza y respeto que permita educar a la totalidad del ser humano: mente, corazón y cuerpo. 

La alimentación dentro de la pedagogía Waldorf es un eje muy importante. Los niños tienen su propia granja y huerto dentro de la escuela. De esa forma aprenden de dónde vienen los alimentos y son conscientes del proceso por el que la naturaleza tiene que pasar para poder dar frutos o vegetales. El respeto al medio ambiente juega un papel principal, se crece manifestando un respeto a la tierra y los animales.

Además de impartir los contenidos educativos de cualquier otra escuela, la pedagogía Waldorf incluye también acuarela, dibujo, modelado y trabajos artesanales en proyectos con diferentes materiales (lana, hilo, costura, barro, madera…). Los niños crean sus propios juguetes y los materiales con los que trabajan (crayolas o colores) son de origen natural.

No se aprende a leer ni escribir hasta los siete años. Puede resultar contradictorio para algunos padres, quienes tienen la idea de que el juego es una forma infantil y ridícula; pero en países como Finlandia –el mejores resultado académico según el informe Pisa-, este tipo de educación está más que avalado. De igual forma existen los centros donde la pedagogía Waldorf se enseña de manera gratuita.

Por el momento en México los centros son de paga –aunque la escuela no se concibe como una empresa, sino como una comunidad. Paola me explica que los padres se ayudan entre ellos y los días de escuela no terminan al final de clases, pues el seguimiento de esta filosofía tiene que ver mucho con el hogar.

Vivimos en una época donde la información nos llega a través de un bombardeo sistemático. Los niños crecen en un entorno donde la competencia es ardua. Los padres tienen la idea de que sus hijos deben estar ocupados 24/7, con clases deportivas, de idiomas…

Vale la pena dar la oportunidad de creer en nuevas formas, el mundo va cambiando, ¿por qué nosotros no cambiamos también?

Facebook del Jardín Coporillo

«Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer».

Pablo Picasso

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