#GIFF2016 de conflictos armados y matrimonios al borde del abismo

Por Alfonso Blanco

Cobertura: Día 1 y Día 2

Siembra

Largometraje Internacional

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Una Colombia fragmentada por la guerra interna que desquebrajó al país en mil pedazos; el exilio obligado como vehículo por el que transitan sueños que se estrellan a toda velocidad contra la pared del futuro que no será; padre e hijo unidos por un lazo familiar frágil que amenaza con reventar en cualquier momento; descripción del escenario de Siembra  (2015) de Angela Osorio y Santiago Lozano, largometraje colombiano que escarba en las hendiduras que el conflicto armado dejó.

Turco (Diego Balanta) es un campesino que ha tenido que abandonar su tierra por la situación inestable que reina en Colombia. Yesner (José Luis Preciado), su hijo, se ha tenido que adaptar al nuevo lugar en el que vive, lo ha hecho por medio del baile urbano. La fotografía en blanco y negro se encarga de capturar los cuerpos en movimiento: momentos en el que los habitantes de un asentamiento urbano se alejan –cada quien con sus posibilidades- de la fatídica realidad.

Yesner es el centro de atención en el “ritual” de danza urbana que los jóvenes del barrio han creado. Por un momento se convierte en el eje rector de la noche – desconocemos el ritmo musical pero por los movimientos frenéticos de los hombres y mujeres los sonidos se infieren-, y al otro instante aparece frente a la cámara con sangre en su playera.

El duelo inicia. Turco se deshace de una pared de su casa –chabola construida de lámina y madera- para construir el ataúd de su hijo; en otra escena su vecina, una joven madre, juega con su hija y dibujan una familia ficticia. El crimen no es aclarado del todo en la película. El relato se centra por completo en el padre que ha perdido a su hijo y tiene que pasar por una odisea para intentar enterrar a su hijo.

El retrato de personajes en Siembra juega entre la ficción y el documental. Los versos que son pronunciados por la gente cercana a Yesner en su funeral o un poema memorizado por un viejo campesino, son momentos conmovedores ejecutados por actores no profesionales – se infiere por la naturalidad de sus expresiones-. No hay muchas lágrimas en el rostro de Turco, la situación precaria en la que sobrevive y el despojo que sufre de su patrimonio suman a la pila de desgracias con las que tiene que iniciar cada día.

La caridad

Largometraje México

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Angélica (Verónica Langer) y José Luis (Jaime Garza) tienen un matrimonio que habita en un límite frágil. De su hogar ha partido hace tiempo su hijo (Luis Alberti), sin embargo, el rencuentro con la pequeña familia acontece cuando José Luis pierde su pierna debido a un accidente automovilístico.

La caridad (2015) de Marcelino Islas explora la intimidad de una pareja que hace tiempo vive de los recuerdos – con todo y Los Hermanos Carrión en el soundtrack- y persiste en una búsqueda infructuosa. Aunque claro, siempre hay una persona que paga más que la otra dentro de una relación y Angélica (esplendida Verónica Langer que ya nos había cautivado en Hilda) trata de unir las piezas rotas.

El nuevo tipo de vida al que se intentan adaptar Angélica y José Luis viene incluido de coreografías con canciones melosas en la televisión, vinilos desempolvados y viejas rencillas que no se aclaran del todo. La rutina cambia por completo cuando Angélica y Enrique (Héctor Holten)-hermano de José Luis- comienzan a recomendar una serie de cuidados especiales. De esta forma llega a la casa Eva (Adriana Paz), enfermera que tiene la tarea de ayudar a la rehabilitación, sin embargo, su vitalidad y picardía revoluciona completamente el hastío en el que había caído José Luis.

Marcelino Islas compone un acercamiento a las relaciones que avanzan en la edad adulta. Si el accidente fue un detonador que ya tenía mucho tiempo preparado, los intentos de flirteo de la pareja rayan en la inexperiencia del amor juvenil. La película inicia con un ritmo contemplativo que se revoluciona por completo con la llegada de Eva y el acercamiento de Angélica a Enrique. La caridad tiene momentos de vitalidad que irradian por completo a la película.

El desenlace de La caridad no es pesimista por completo. A su modo, cada uno de los personajes encuentran su propio camino, tortuoso, claro está, ¿pero quién mencionó que la primavera duraría por siempre? Y Sin em

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